Decenas de psicólogos viajaron a la ciudad donde un joven mató a 15 personas y se suicidó; el colegio amaneció cubierto de flores y velas en homenaje a las víctimas.
BERLIN.- Alemania amaneció conmocionada por el asesinato de 15 personas, la mayoría estudiantes de un colegio secundario de Winnenden, a manos de un adolescente de 17 años que luego del ataque se suicidó al verse acorralado por la policía.
Ante ese escenario, decenas de psicólogos se desplazaron hasta la pequeña ciudad de Baden-Württemberg para atender a los estudiantes y familiares de las víctimas del colegio Albertville, donde Tim Kretschmer, vestido con un uniforme paramilitar negro y armado con una pistola Beretta asesinó a 15 personas.
En tanto, el ministro de Educacion de Baden-Württemberg, Helmut Rau, hizo hoy un llamamiento a los directores de los centros de estudios de toda la región para que dediquen parte de su horario a hablar con sus alumnos sobre la terrible masacre y a recordar a las víctimas de la misma.
Rau advirtió que no se debe descartar la posibilidad de que surjan otros jóvenes con ganas de emular al adolescente asesino y de que se produzcan a lo largo de esta misma jornada falsas alarmas sobre posibles atacantes en centros educativos.
Por su parte, la policía informó que los nueve heridos que se encuentran hospitalizados por los disparos recibidos durante los distintos tiroteos se encuentran fuera de peligro. Se trata de cinco estudiantes, dos profesores y dos policías, estos últimos alcanzados por las balas del adolescente en el tiroteo final en el estacionamiento de un concesionario de automóviles.
La víctima número 15 de la masacre fue un jardinero que trabajaba en un parque público de Winnenden y que resultó alcanzado por los disparos del adolescente cuando acababa de cometer la masacre en el colegio y huía a pie hacia el centro de la localidad.
Cientos de personas acudieron anoche a la iglesia de San Carlos Borromeo de Winnenden para celebrar un primer funeral en memoria de las víctimas, en un acto en el que se vivieron escenas dramáticas y en el que los equipos sanitarios debieron atender a numerosas personas conmocionadas.
La entrada del colegio, que permanecerá cerrado en las próximas jornadas, amaneció hoy sembrada de velas, flores, carteles y muñecos de peluche para recordar a las víctimas de la inexplicable masacre.
Mientras tanto, varios psicólogos exigieron el cierre definitivo del colegio Albertville, ya que, a su juicio, sus alumnos nunca podrán estudiar en el mismo sin recordar los terribles acontecimientos. "No bastará con pintar las paredes, ya que el colegio se ha convertido en el lugar de un crimen. Nunca más debe darse clase en él", afirmó un reconocido profesional de ese país.
BERLIN.- Alemania amaneció conmocionada por el asesinato de 15 personas, la mayoría estudiantes de un colegio secundario de Winnenden, a manos de un adolescente de 17 años que luego del ataque se suicidó al verse acorralado por la policía.
Ante ese escenario, decenas de psicólogos se desplazaron hasta la pequeña ciudad de Baden-Württemberg para atender a los estudiantes y familiares de las víctimas del colegio Albertville, donde Tim Kretschmer, vestido con un uniforme paramilitar negro y armado con una pistola Beretta asesinó a 15 personas.
En tanto, el ministro de Educacion de Baden-Württemberg, Helmut Rau, hizo hoy un llamamiento a los directores de los centros de estudios de toda la región para que dediquen parte de su horario a hablar con sus alumnos sobre la terrible masacre y a recordar a las víctimas de la misma.
Rau advirtió que no se debe descartar la posibilidad de que surjan otros jóvenes con ganas de emular al adolescente asesino y de que se produzcan a lo largo de esta misma jornada falsas alarmas sobre posibles atacantes en centros educativos.
Por su parte, la policía informó que los nueve heridos que se encuentran hospitalizados por los disparos recibidos durante los distintos tiroteos se encuentran fuera de peligro. Se trata de cinco estudiantes, dos profesores y dos policías, estos últimos alcanzados por las balas del adolescente en el tiroteo final en el estacionamiento de un concesionario de automóviles.
La víctima número 15 de la masacre fue un jardinero que trabajaba en un parque público de Winnenden y que resultó alcanzado por los disparos del adolescente cuando acababa de cometer la masacre en el colegio y huía a pie hacia el centro de la localidad.
Cientos de personas acudieron anoche a la iglesia de San Carlos Borromeo de Winnenden para celebrar un primer funeral en memoria de las víctimas, en un acto en el que se vivieron escenas dramáticas y en el que los equipos sanitarios debieron atender a numerosas personas conmocionadas.
La entrada del colegio, que permanecerá cerrado en las próximas jornadas, amaneció hoy sembrada de velas, flores, carteles y muñecos de peluche para recordar a las víctimas de la inexplicable masacre.
Mientras tanto, varios psicólogos exigieron el cierre definitivo del colegio Albertville, ya que, a su juicio, sus alumnos nunca podrán estudiar en el mismo sin recordar los terribles acontecimientos. "No bastará con pintar las paredes, ya que el colegio se ha convertido en el lugar de un crimen. Nunca más debe darse clase en él", afirmó un reconocido profesional de ese país.
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