miércoles, 5 de noviembre de 2008

"A mi hija la entregaron a una red de prostitución por 100 pesos"


Lo denunció la madre de una menor misionera y acusó a un amigo de su hija de haberla entregado en Rosario. Gabriela Andrea, de 15 años, desapareció el jueves pasado y desde ese día no dio señales de vida. “Se la llevaron a la fuerza; si no, hubiera llevado sus cosas, la ropa y el celular, por lo menos”, aseguró la mujer. Más detalles del caso en la nota.

Ester Aquino, la madre de la menor, está desesperada porque hace días que no tiene noticias de su hija. En un extenso reportaje que publica el diario Territorio de Misiones, acusa a un amigo de su otra hija como el que la habría entregado a una red de prostitución que funciona en Rosario.

La mdre de Gabriela dijo que a esta desesperación se sumó que en un primer momento la policía local no quiso tomarle la denuncia porque especularon que podría tratarse de una fuga de hogar.

Ester se separó de su esposo hace tres años, tiene a su cargo a sus seis hijos y mantiene a su familia trabajando como empleada doméstica, por lo que las necesidades económicas están al orden del día.

En ese contexto cobra relevancia Javier (15), el joven que habría actuado de nexo entre los reclutadores y la hija de Aquino. “Hace más o menos un año, Javier comenzó a venir a casa porque se hizo amigo de mi hija Paula (13), pero nunca pensé que estaba metido en algo raro”, subrayó la denunciante.

El muchacho se ganó el afecto de sus hijas porque éstas se habrían enternecido con las historias que él contaba de su pasado como chico de la calle. De aspecto débil y cordial, Javier se ganó la confianza de la familia a tal punto que muchas veces compartió la mesa, dijo Ester a Territorio Digital.

El jueves pasado, sabiendo que la madre de Paola se hallaba trabajando, Javier fue a su casa y le propuso a la chica trabajo con una supuesta familia de Rosario. No habló de sueldo, aunque le aseguró que tendría todas las comodidades y volvería a Oberá cada dos meses. “Paola le dijo que le gustaría, pero que tenía que preguntarme a mí. Después ella me contó que él le dijo que no me diga nada, o que me diga que esa gente eran parientes de él”, recordó Aquino.

De todas formas, junto a su hermana Gabriela -que escuchó la proposición- y Javier, la joven se dirigió hasta el trabajo de su madre y le comentó la posibilidad.
“Les dije que si era así no había problema, pero que esa gente primero tenía que hablar conmigo. Él me dijo que era imposible porque en media hora la familia se volvía a Rosario, entonces dije no”, relató.
Ahí recién empezaba la pesadilla. Al despedirse, Javier le pidió a Gabriela que lo acompañe un par de cuadras. La joven nunca regresó.
Esa tarde, al salir del trabajo, Ester Aquino volvió a su casa y se encontró con que Gabriela no había vuelto. Tampoco había dicho que pensaba ir a algún lugar, ni siquiera llevó su celular.

“Estoy segura que mi hija no se fue por su propia voluntad, algo le hicieron”, dijo Aquino antes de quebrarse en llanto. En tanto sigue la búsqueda de la menor y Javier estaría detenido.

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